Wednesday, March 29, 2006

DESDE EL LIMEN DEL LIMBO. Probables historias de No y de Sí

Probables historias de No y de Sí.

La Vida Imposible del Señor NO.
Don Ahora No Importa era un hombre bien parecido; todos se lo decían y él estaba harto de no saber a quién. El Sr. No era un ser positivo e ilustre por parte de madre, y bastante negativo por parte de padre. Don Ahora trabajaba de palabra en casi todos los periódicos del mundo y en varias publicaciones semanales. Sus primos y tíos eran más aficionados a los libros. Gozaba de una amplia reputación, y, precisamente a él, le fue encargada la misión de ser papeleta en el referéndum OTAN. Su máxima habilidad era la ironía, y así se podía leer en varios diplomas que colgaban de su despacho; otros, sus detractores, decían que eso no era ironía sino "bocachica". Él solía practicarla diciendo al final de sus contadas fiestas: no me importa que dilapidéis mi fortuna queridos amigos; comed, bebed... Entonces todos se marchaban maravillados de su diplomacia.
Su vida estaba llena de dificultades: ¿Quiere usted un millón de dólares (solían preguntarle entre burlas) señor...? No, respondía él, Sr. No. Pero para entonces ya era demasiado tarde. Nunca pudo casarse, y varias veces estuvo ante el altar: No (comenzaba el sacerdote) quiere a esta mujer como legítima esposa, en la salud y en (...), a lo que respondía alegre: sí. Todos se disgustaban mucho. Por ello prefería que le llamaran por su nombre (Ahora) y en cierta ocasión le fue imposible comprar en el mercado de futuros. ¿Cuándo quiere materializar la compra de los bonos, don...? Ahora, respondía. Pues entonces vaya a la otra ventanilla, le decían.
Tuvo un accidente y todos le creyeron muerto. Cuando por fin se divulgó la noticia de que había sobrevivido nadie la creyó, pensando más bien que era una errata o un homenaje el repetir su nombre. "EL Sr. NO NO HA MUERTO".

LA METAMORFOSIS, O CÓMO SÍ SE CONVIRTIÓ EN S.
Sí, familia de la tartamuda emperatriz, era una señorita porque nunca llegó a casarse. Era enérgica, a diferencia de su prima Si, siempre indecisa; si pasa esto, o si pasa lo otro...le decía cuando eran pequeñas.
Profesionalmente empezó trabajando como opción en los formularios, pero ante la pasividad de la gente, que no sabía o no contestaba, tuvo que dejarlo. Desgraciadamente, viajando por el antiguo y salvaje oeste fue tomada prisionera por los indios y su preciosa cabellera, dorada como la de todas las SÍ, arrancada sin piedad. "S" no era ya una señorita, sino una simple letra.