Wednesday, March 29, 2006

DESGARROS. Arbol negro

DESAZÓN POR HABERME VISTO ENCARAMADO A UN ARBOL NEGRO

Se encaramó, como un mono,
Por los cielos de pueblos lejanos,
Y allí, sin haberse movido,
Se vio a sí mismo encaramado.

Luego de notarse transparente,
Rompió riendo al vino que nublaba,
Y después, un mal sueño, se acostó
intentando adormecer sus miedos

Rió de nuevo, río de pensamientos prisioneros,
Y en su dicha, la tristeza le envolvía en mantos.
Romper con todo; volar a lo más..., lejos.
Volver llorando o vivir riendo...

Que más da, se decía inquieto,
Que es la vida sino partir hacia la nada
¿Cuál el ancla? -respondió- mis miedos.
¿Cuál el miedo? –se miró de frente,
¿la muerte? -No, se dijo...
Mi miedo es al dinero.

Y el dinero, poderoso, preso le tenía,
Por no tenerlo...
Y por librarse teniendo,
Cautivo seguía, no siendo...

Y al encaramarse más,
Para divisarse menos, se perdía
Y ya sólo el vino y la roja compañía,
Le devolvían retazos
De lo que ya no era...

Y una lágrima se deslizó, silente,
Mordiendo el cuero de su vida, decadente,
Porque teniendo olvidas a la muerte,
Y la muerte es el tesoro de la vida.