DESGARROS. Mente convulsa
Cuando la soledad te atenaza entre sus manos de hierro;
Cuando de toda la ceniza que un día fue llama
Sólo quedan dos motas que ni arden, ni arderán,
Cuando del silencio sólo surge el repiqueteo incesante de dos lobos
Que aúllan sin ser vistos, sin ser olidos, sin apenas tiempo para poder beber la sangre,
Entonces, sólo entonces, la memoria se hace borrosa,
Y entre las sienes se siembran los campos de confusión
Y uno se siente feliz o alegre, triste y loco, loco, loco, loco...
Cuando uno mira al pasado con el rabillo del ojo
Viendo los momentos fresa, las dulces historias que un día, un hombre forjó
Y cuando ante el espejo ese hombre ha desaparecido ya de su propia faz
Entonces, sólo entonces, la locura aúlla en la mente convulsa de confusión...
Si cierro los ojos la imagen emerge, tenue y llena de odios
Si cierro la imagen me imagino que ella está conjurando pasiones locas
Sólo por tenerte, y me está quebrando el aliento, entre sollozos
Hoy ya no me excita la muerte. Hoy tengo miedo a la vejez, a la podredumbre insomne
A la paciencia infinita, a un mañana que dependa del presente, porque el presente se me ha vuelto lacio, vacío y tosco.
Cuando de toda la ceniza que un día fue llama
Sólo quedan dos motas que ni arden, ni arderán,
Cuando del silencio sólo surge el repiqueteo incesante de dos lobos
Que aúllan sin ser vistos, sin ser olidos, sin apenas tiempo para poder beber la sangre,
Entonces, sólo entonces, la memoria se hace borrosa,
Y entre las sienes se siembran los campos de confusión
Y uno se siente feliz o alegre, triste y loco, loco, loco, loco...
Cuando uno mira al pasado con el rabillo del ojo
Viendo los momentos fresa, las dulces historias que un día, un hombre forjó
Y cuando ante el espejo ese hombre ha desaparecido ya de su propia faz
Entonces, sólo entonces, la locura aúlla en la mente convulsa de confusión...
Si cierro los ojos la imagen emerge, tenue y llena de odios
Si cierro la imagen me imagino que ella está conjurando pasiones locas
Sólo por tenerte, y me está quebrando el aliento, entre sollozos
Hoy ya no me excita la muerte. Hoy tengo miedo a la vejez, a la podredumbre insomne
A la paciencia infinita, a un mañana que dependa del presente, porque el presente se me ha vuelto lacio, vacío y tosco.
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